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Tuesday, June 15, 2010

No lo haremos, porque nunca se ha hecho.

Sea en la iniciativa privada, en las dependencias gubernamentales o hasta en las personas, este argumento es común y a continuación si pretender mostrarme como un mega experto en el tema quiero compartir la siguiente reflexión.
Muchas veces me he preguntado, qué es lo que motiva a una persona a contestar de esta manera,
¿Acaso será por no hacer lo que se debe?¿Es por temor al cambio?¿Por no dar más allá de lo que se pide o espera? O como alguna vez una persona me dijo: ¿Para qué hacerlo? si así como estamos no hay margen de error, no esperan más de mi y no corro el riesgo a equivocarme. –Uhmm de eso más abajo contestaré-

Las razones podrán variar, sin embargo más que buscar o exponer los “no” quiero plantear la idea del porqué sí. Aún cuando se tache a uno de loco, soñador o ingenuo; ¡ufff! Por favor, un poco de eso es lo que hace falta para las grandes genialidades, si no se intentaran las cosas sólo porque nunca se han hecho, hoy no habría aviones, automóviles, computadoras, internet, teléfonos celulares y todos los inventos que hoy forman parte de nuestra vida. Si es que nos vamos por ese lado; ahora bien, y en la empresa ¿esto aplica? ¡Definitivo!, no se trata sólo de crear un producto, sino innovar, buscar otras opciones de lo que actualmente se realiza y que tenga el potencial para crecer.

Ahora bien, no se trata de hacer disparates sólo porque creemos que tenemos una gran idea. Recordemos que una genialidad es 1% inspiración y 99% transpiración, y esto significa que a partir de una idea que tenemos que pensamos que puede ser muy buena, debemos pensar en algunas opciones como:
Esto que propongo ¿Cómo mejorará lo que actualmente se realiza? ¿Traerá repercusiones positivas en el aspecto, económico, servicio, calidad, imagen? ¿Qué pasa si no se realiza?

Una vez que se tenga claro el camino a tomar, es momento de implementar el famoso proceso administrativo, a final de cuentas hacer algunas mejoras implica riesgos y para valorarlos y medirlos siempre es necesario tener un proceso que nos permita verificar paso a paso lo que se hace, hasta alcanza una calidad total.

Recuerdo que durante el tiempo que fui maestro de universidad, tuve la oportunidad de impartir la materia de creatividad, y uno de los principales objetivos era que los alumnos aprendieran a ver y pensar de manera diferente, que tuvieran la capacidad de adaptarse a la situación o contexto que se les presentara y sobre todo olvidarse perder el temor a “fracasar” o a la burla, sólo por no pensar como los demás.

Entonces contestaría el comentario que me hiciera un Editor del Diario de Yucatán y que mencioné al principio ¿Y por qué no? Si así como está, todo sigue igual, no hay mejoras, y el potencial de oportunidades es superior a un simple regaño.
Prefiero pensar ¿qué pasaría si…?