Mirar hacia atrás solía ser un mal nostálgico mío, ahora me sirve para aprender y disfrutar.
¡Hola! Soy Zamná Aké y soy corredor!
Esta mañana cuando me preparaba para salir a correr, tuve uno de esos momentos que tal vez algunos tenemos, y es esa batalla de cansancio, flojera, sueño y ganas de seguir durmiendo, contra el entendimiento del compromiso que uno mismo se ha hecho, contra la meta y sueño que está en la mente, y justo en ese instante mientras me vestía, observe un momento con detenimiento la pared, donde tengo colocadas las medallas que he guardado desde hace dos años.
Suelo observarlas de repente y sonreír por cada recuerdo que tengo de ellas. Tengo una gran facilidad para recordar detalles, olores y situaciones peculiares de las cosas que suceden, y así puedo hacerlo con cada medalla, sé qué ropa llevaba, cómo me sentí, si caminé, que reproductor de música tenía, quién me acompañó, etc. y cada que las veo ahora no puedo más que sonreír.
Hace un año cuando, entrenaba para mi medio maratón, empecé a conocer lo que era correr distancias mayores a 10k, cada entrenamiento era diferente, muy cansado y si bien es cierto que me daba gusto completar la distancia, también sabía de los tiempos y del desgaste que generaba a mi cuerpo.
El pasado sábado hice mi primera distancia “larga” desde que empecé a entrenar. Fueron 16k, y puedo decir que hubo una gran diferencia en todos los sentidos del entrenamiento, he visto cómo ha mejorado mi rendimiento, mi cuerpo y mi mente. Estoy aprendiendo ahora a mantener mi ritmo de carrera, pero sobre todo aprendiendo a respetar mi cuerpo. ¿A qué me refiero? Durante el año pasado, no me importaba correr de más, mi idea era correr, correr y correr… no obedecía al 100% las indicaciones de mi entrenador y a veces corría como si se tratara de sumar kilómetros sólo por sumar.
Estoy seguro que para los que saben, esta es una obviedad, pero para muchos como yo que corremos por ser libres, correr es sólo la respuesta.
De corredor ya tengo el corazón, el espíritu, el deseo. Ahora que he mejorado, me doy cuenta que aún me falta muchísimo por aprender.
Así acabó la semana 10, así empiezo la 11, y faltan 96 días con 42.195km, para empezar y que “la nostalgia me atrape con ese trampa agridulce para el corazón”