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Thursday, August 27, 2015

Mi segundo Maratón

Podrás recorrer el mismo camino tantas veces puedas y quieras, pero nunca será igual, porque no cambia el recorrido, sino el que lo cruza…

¡Hola! Soy Zamná Aké y soy corredor…

A momentos cierro mis ojos, me concentro por un breve instante y nuevamente me veo ahí, en las calles del DF, recuerdo mi respiración, emoción, nervios, miedo, incluso las lágrimas y esos instantes que viví durante mi primer maratón.

Es muy cierto, aquella idea ( y que se me hacía muy extraña) “No es la misma persona la que empieza y la que termina un maratón” esa frase tomó mucho sentido al cruzar la meta, al razonar lo que había hecho, vaya, simplemente que ¡lo había hecho!.
Una vez que regresé a Mérida, escribí mi primera memoria sobre aquella experiencia, en mi cabeza ya estaba muy claro lo que seguía y lo que mi corazón deseaba en ese aspecto: empezar a entrenar para volver a correr y hacerlo mejor.

En ningún momento he tenido pena en decir, que durante mi primer entrenamiento, en todo momento sentí nervios, emoción y miedo… sí mucho miedo… y ese fue uno de los principales motivos por los que decidí rodearme de tanta gente que me brindara una sonrisa y apoyo para lograrlo. Créanme cuando les digo que siempre estuvieron conmigo. 

Pues bien, 2015 empezó y como el año anterior puse mi entrenamiento en las manos de Dios (sí y más adelante hablaré más de ello) y una de las decisiones que tomé fue cortar ese vínculo emocional que hice la primera vez, y empezar a entrenar solo y por mi cuenta, nuevamente fueron 32 semanas. 

Primero fueron 8 semanas,  después 24. Han sido largas, con muchos entrenamientos buenos, malos, terribles  y llenos de aprendizaje. 

A finales de mayo empezaron los fondos con los 21k de la Marina y de ahí fueron subiendo poco a poco.  No fueron fáciles, ni descansados, pero todos terminados con una sonrisa y lleno de felicidad, pues a mi lado estuvo mi esposa, mi hija y bebé en camino. animándome, apoyándome y sobre todo recordándome que bajar las manos nunca será opción. Recuerdo un entrenamiento en el que me sentía muy cansado y veía la cara de mi hija seria, preocupada ¿cómo podía parar? sólo quedaba sonreír y no dejar de correr.

Llegaron los fondos largos y más difíciles y tuve la bendición de correrlos con grandes corredores, experimentados y que en todo momento tuvieron mucho que compartir y de los que aprendí desde cómo subir de manera correcta un puente, cómo bajarlo, cómo sostener mejor un ritmo, una serie, sacar fuerzas cuando ya sentía que no podía, y tener una gran sonrisa en todo momento. 
El acompañamiento, consejos y jalón de orejas de mi amigo y Nutriólogo, que siempre ha creído en mi... De verdad, esos momentos no se olvidan, esas personas se quedan en el corazón.

Estoy a tres días de volver a recorrer el camino, de volver a estar en la línea de salida, temblando de miedo, emoción y con ganas de pasar cada kilómetro guardando el mejor instante en mi memoria, estoy a tres días de volver a cumplir mi sueño y sonreír al cielo, a cada una de esas personas que hoy no están a mi lado y darles las gracias por acompañarme.

Esta vez mi esposa e hija no van conmigo, pues en pocos días viene mi segundo regalo de Dios. Sí, mi segundo hijo, que desde que me enteré de su llegada ha sido en todo momento un pensamiento de emoción y alegría. En esta ocasión a mis viejas les toca esperarme en casa y en mi corazón está el deseo de volver pronto a su lado, de abrazarlas y llorar como la primera vez, porque es una medalla que yo tomo, pero que entre los cuatro nos ganamos, que les costó despertar temprano, mañanas sin mi a su lado, soportar mis nervios y locuras. Así que no viajan conmigo, pero mi pequeña gran familia va en mi corazón, porque simplemente sin ustedes tres, nada tendría sentido.

Hace unos días recordaba los comentarios que me hacían, hicieron y a veces todavía me hacen cuando me ven y sale a la plática que me gusta y disfruto correr. La cara de incredulidad y a veces hasta de burla. Pocos entenderán que lo que he logrado, compartido y los retos que he superado, no son por que entrene mucho, por que sea un gran corredor radique en una gran preparación.  En eso NO RADICA… Una vez pregunté ¿Qué necesitas saber para creer que puedes ?. Para mi es simple…Dios ha estado a mi lado en todo momento, él ha permitido que cada mañana yo me levante y tenga a mi lado a mis padres, hermanos y familia, Él ha puesto gracia en todas aquellas personas que me han acompañado y sólo por ese motivo hoy puedo estar escribiendo estas líneas. Habrá quien no lo crea, entienda y le cause inclusive risa, está bien, nunca he esperado de ninguna manera aceptación. Pero ahí radica la diferencia entre el “no va a poder” y el “¡mira sí pudo!” 

Nunca corro solo…

32 semanas después y primeramente Dios, estaré nuevamente para recorrer esa distancia y llevar a cada uno de ustedes en mi corazón, en mis pasos y en mis lágrimas, porque forman ya parte de mi historia y de las memorias de mi segundo maratón.

Así que ¡¡¡¡voy por esa X!!!!!