Si de verdad tienes un gran deseo en el corazón, lucha por él hasta el último suspiro.
¡Hola! Soy Zamná Aké y soy MARATONISTA!!!
Han pasado ya cuatro días desde el 31 de agosto y sólo cierro los ojos y puedo recordar cada momento, sonido, olor y sensación que viví durante mi primer maratón.
Intentando ordenar palabras, ideas, momentos y sobre todo recordar, me fui a leer algunas entradas que escribí días, semanas y hasta hace un año respecto a la idea y deseo de correr un maratón y me encontré con estas líneas que escribí al terminar los 21k de la marina el año pasado:
http://zamnake.blogspot.mx/2013/06/lo-logramos.html
Y sí, ya me había sentenciado a hacerlo y pueeees, ni modo de echarme para atrás!
Puedo platicar que ha sido una experiencia extraordinaria que empezó desde que salimos para la ciudad de México hasta que pusimos los pies en nuestra casa.
Sábado 30 de agosto 20:00 hrs.
En la silla ya estaba todo listo: Tenis, calcetines, playeras, número, etc.. ya había hecho repaso mental en menos de 10 minutos al menos 7 veces de todo lo que iba a utilizar y lo acomodaba una y otra vez para asegurarme que todo estaba en orden.
Llegó el momento e intentar dormir y afortunadamente a pesar de que tardé un poco logré conciliar el sueño casi 1 hora y media después.
Domingo 31 de agosto 4:47 am
Desperté antes que la alarma sonara, me senté sobre la cama y empecé a pensar: “el día llegó, ya no hay mara atrás y listo o no ahí voy”
Empecé a vestirme y a medida que lo hacía los nervios bajaron poco a poco.
Llegó el momento de irme y me despedí de Anabel y mi hija, “nos vemos en la meta”, contundente, sonriente y con todo el amor me despidió mi esposa.
Me despedí de mi Mamá y sus palabras, “hijo, cuídate por favor, si te sientes cansado, para, si te sientes mal, para! no tienes nada que probar”.
Mi Papá me llevó a la salida y sus palabras fueron similares a los de mi Mamá.
Empecé a caminar hacia el palacio de Bellas Artes y ahí estaba finalmente solo caminando y de pronto todo cobró sentido, gente eufórica gritando los nombres de sus equipos –“¡Corredores con causa!” – gritaban de un lado, por otro personas estirando, amarrándose los cordones, y platicando sobre cómo sería la estrategia de carrera, mientras tanto se escuchaba en el sonido local que todavía faltaba una hora para que salieran los corredores.
Personajes coloridos, peculiares extravagantes, con apariencias desde el muy pro, hasta el que se enteró un día antes que había una “carrerita” y ps iría a dar su vuelta a ver qué tal se ponía el asunto.
Observaba a todos y trataba de guardarme cada imagen, cada detalle y sonido para no olvidarlos.
6:50 am. ya estábamos en los corrales esperando salir,entre frio, lluvia y el olor tan peculiar de esas cremas y chunches fabricadas por los brujos, abuelos y casi casi boticarios, de esos con nombres raros que disque sirven “pa´calentar las piernas”
Entonces sucedió que me vi en medio de tanto corredor, gritando, aplaudiendo y animándose entre ellos para lo que venía a continuación y en ese instante supe que ahora sí merecía estar junto ellos, me acordé de enero de 2013 y sólo pude sonreír.
¡Pum! es momento de salir!!!!
Después de una larga y lluviosa espera, crucé la línea de salida, activé mi música, reloj y empecé a correr, mientras observaba a la gente que nos aplaudía y animaba en la salida.
Tal y como sucede en el box, el km 1 me sirvió de reconocimiento, ajusté mi paso según lo que estuve entrenando y listo, ya estaba corriendo mi primer maratón.
Conforme fui avanzando, no podía dejar de maravillarme con los corredores, la gente, voluntarios y curiosos que aplaudían con el tradicional “¡sí se puede!”. Me sentía como niño en juguetería o dulcería, ¡todo era perfecto!.
Km 5 y todo sereno, desde que empecé a entrenar mucha gente me decía que las subidas y la altura eran los elementos más difíciles y que no tardaría en sufrirlo. Digamos que aquí hice mi primer corte y me sentía entero, contento y muy concentrado. Ya había localizado unos 20 corredores que llevábamos un paso similar y que casi hasta el km 30 nos fuimos acompañando.
Estábamos cruzando el km 7 y ¡Puuum! ya venían de regreso los punteros, ellos en el km 25 ¡woow! me emocioné y no tardé en gritarles.. segundos después regresé a la carrera y mi paso seguía exactamente igual y yo venía totalmente entero y disfrutando el camino, observado a la gente, y corriendo al ritmo de “Chuchuwa” jaja…
Km 11. Aquí sentí un cambio en mi cuerpo y no de cansancio, pudiera describirlo como si hubiera entrado en automático, seguí con el mismo ritmo, y calculando a lo que había pensado, venia 5 ó 7 minutos abajo, lo que me daba mucha tranquilidad.
De pronto a lo lejos veo un puente… y mi primer pensamiento fue ¡Ay en la madre, esas son escaleras! y me acordé de una persona que me dijo -“hubieras entrenado en Uxmal y Muna, esas subidas te van a servir, ese maratón no es cualquier cosa, a ver si puedes” - Sí, nunca falta el disque profesional con sus consejos jaja. En la parte más alta del puente y antes de agarrar el leve tramo plano y para mi sorpresa lo poco que pude cansarme al subir, ya había pasado y ya estaba listo para seguir.
Km 15. Reconociendo a los corredores.
A estas alturas ya todos los que estaban metros adelante y atrás me eran familiares, a veces me pasaban, otras los alcanzaba, dejaba de verlos un rato y de pronto nos volvíamos a ver. Entonces adelante de mi habían dos corredores que al parecer eran del mismo equipo, desde que salimos ellos eran mi referente, iban a un paso muy bueno, “Edith y Mario” Uniformados de negro, blanco y rojo, ellos marcarían mi paso. Y entonces fue muy distinto porque la gente iba, nos pasaban algunos, pero prácticamente íbamos dejando a más personas atrás.
¡¡¡Pipíiii!!!!!
Siempre me rio y bromeo con la idea de no parar al correr ni siquiera para ir al baño, pero chaaaanclas!!!!! al km 20 o un poquito antes de plano no me aguantaba y la idea de “tuu hazzz nadie se va a dar cuenta” jajaja de plano no era opción, así que tuve que parar muy a mi pesar a los baños… QUEEEEEE ASCO!!!!!! jajaja…
Al momento de entrar, no podía creer lo que estaba viendo, era evidente que algún corredor entró y no encontró papel de baño, y tuvo que hacer uso de sus habilidades para que en ese espacio tan reducido, se quitara la calceta e hiciera uso de ésta para tal fin… ¡vaya, al menos estaba mojadita por la lluvia! lo más impresionante no fue eso, sino ver la pared.. ok se los dejo a la imaginación…
Después de 3 ó 4 minutos perdidos fue momento de entrar a Chapultepec. Creo que en todo el maratón este tramo fue para mi el más difícil y lo que marcó el resto de la trayectoria.
KM 21
De entrada me sentía un poco inseguro, tenía la sensación de resbalarme o caerme, lo irregular del suelo y resbaloso me obligaron un poco a bajar el paso, sentí un buen de frio ahí.
Seguimos avanzando y había un tramo que debimos pasar por lodo debido a que se inundó donde correríamos. Aquí de plano fue la primera vez que tuve que caminar y lo resentí bastante.
No busco justificarme, sólo sé que al salir de Chapultepec, me vino un dolor terrible en el pie izquierdo, mismo que no me era desconocido y que me vino en las últimas semanas. Procuré no hacerle caso y concentrarme en seguir, total ya era el km 25 y físicamente me sentía entero.
Km 30.
Aún físicamente bien, no puedo decir que entero, pero todavía bien, el dolor del pie cada vez era más insoportable y yo batallaba con la opción de caminar, de plano no quería, pero llegó el momento que tuve que hacer algunos cambios para seguir adelante.
No recuerdo en qué punto y después de haber perdido ya a algunos con los que fui avanzando, me encontré con Rodrigo, un amigo de Mérida y de equipo, finalmente logré alcanzarlo un poco más y adelante vi de nuevo a Edith, batallando y luchando por seguir adelante. Y es aquí en este punto en el que sentí que empezó para mi el maratón, pues uno o dos km atrás empecé a ver gente en aparente mejores condiciones físicas, tiradas, sentados, vi a dos vomitar, llorar y definitivamente se logré sentir empatía de ese grupo desconocido y al ver a Edith y sin conocer su historia, sabía que ella no había ido ese domingo a rendirse, no había entrenado ´días, semanas, meses para llegar hoy a rendirse y parar, así que del corazón le grité que siguiera adelante, porque de verdad ¡yo venía atrás de ella!
Este punto fue crítico, pues cada vez veía más gente parada, más gente en las banquetas, más personas abandonando y mi otro pie comenzó a dolerme más y más…
Tuve un breve momento de enojo, angustia y tristeza porque en el km 32 llevaba por mucho, mejor tiempo que la vez que hice mi fondo de entrenamiento, físicamente me sentía entero, pero el dolor de pies era de plano insoportable.
Este punto fue el más importante para mi. No me da pena ni tampoco felicidad decir que tuve que caminar, ni hablar, así fue, pero tal y como me dijo un amigo una noche antes “Sé que ya te habrán dicho de todo, sólo te puedo decir NO PARES” y esas palabras estaban en mi cabeza.
Vaya yo pedí esto, yo quería ser maratonista y no me lo iban a regalar, son de esas cosas que las tienes que ganar llorando, riendo, gritando y por nada del mundo iba a renunciar, nunca cruzó por mi mente dejarlo.
¿Cómo iba parar? ¿Cómo abandonar? Sí ya me estaban esperando en la meta, si habían pasado 32 semanas de entrenamiento, despertar muy temprano, si todo el equipo que me ayudó durante este tiempo estaban esperando que cruzara la meta ¿Qué les iba a decir? ¿“Me dolió el pie y paré” ? Esas son excusas tontas, además cada paso que daba aún con el dolor me recordaban que estaba viviendo mi sueño, lo que todavía una noche antes parecía lejano.
Entonces no podía dejar de pensar en cada uno de los que me acompañó, sus sonrisas, su apoyo, su confianza y el “Vamos Zamy tú puedes” me sonaba en la cabeza y me hacían avanzar.
También estaban aquellos quienes me dijeron que no iba a poder, como si se hubieran formado cada uno de ellos y puesto en fila junto a ese fantasma mío que deseaba con todo que les diera la razón, “Te dije que no ibas a poder, que no entrenaste bien, que no estabas en forma, que era muy pronto, que ibas muy lento” todos esos comentarios ahí estaban y de verdad espero que por mucho tiempo sigan ahí..
Km 33, al 37 durante ese lapso escuché 5 canciones que me despertaron, que me ayudaron , Anilú, Nicté, Anabel y Regina parecía que sabían que ahí las iba a necesitar y sus canciones sirvieron para hacerme sonreír. Ustedes que no dejaron de creer estaban una vez más en mi mente empujándome.
En ese momento tuve que asimilar la idea que el tiempo que había planteado y que pensaba ya no iba a ser posible, esa parte fue un poco difícil, hay quienes me decían que no me debía importar el tiempo, que sólo corriera, pero tampoco estaba en mis planes hacer 6 horas o más.
Así que tuve que modificar el paso, bajar el ritmo subirlo y disfrutar lo último, que vaya fue genial ver las muestras de apoyo, solidaridad y participación de gente que de pronto nada tenía que hacer ahí y sacaban un dulce, fruta, chocolate o una simple sonrisa que ayudara a cargarnos de fuerzas y seguir adelante.
En el tramo final logré ver a lo lejos a mi primo, ¡qué emoción tan grande! sus palabras me ayudaron a correr aún con dolor, y al llegar a la parte más alta y comenzar a bajar pude observar a mi esposa, hija y a mi mamá! No pude contener la emoción ni las lágrimas! la noche del sábado entre adrenalina y nervios Anabel me tomó de la mano y me dijo “No hay nada a qué temer, estás entrenado, estoy segura que vas a terminar, creo en ti”
Estábamos en la entrada, el estadio se veía enorme, lo que faltaba para entrar se me hacía eterno y la famosa bajadita del puente parecía que la hacíamos en cámara lenta. Ya había escuchado del pasillo y la subida, ya me habían contado de lo pesada que era, y al verla sólo quería correr, di mi primer paso sobre el tartán, el segundo, y mis ojos clavados en la meta. Este momento lo había soñado e imaginado tantas veces que no sabía si quería correr o caminar para disfrutarlo, no sabía si quería gritar o llorar, detenerme a ver a los que nos gritaban desde las gradas o correr como desesperado para regresar junto a mi familia. Estaba seguro que esta vez no iba a despertar a punto de entrar, no se trataba de esas historias que me imaginaba de niño, o de las que cerraba los ojos y me emocionaba. ¡ERA REAL! estaba a metros de lograrlo!!!!! Rodrigo gritaba conmigo de emoción ¡lo logramos!
¡Y en ese instante cruzamos la meta!
Fue así como a mis 36 años de edad, después de 2 años de empezar a correr, 32 semanas de entrenamiento, madrugar, soportar cansancio, lesiones, entrenamientos buenos, malos, burlas, pero sobre todo el gran apoyo de mucha gente que me esperaba crucé la meta y volví realidad mi sueño, creí en lo imposible y realicé una ilusión de lo increíble…fue así como el pasado 31 de agosto de 2014 corrí mi primer maratón y me convertí en MARATONISTA.
Nicte, hace un año tuve la oportunidad de verte cruzar la meta de tu primer maratón, cuando nadie creía en ti cuando muchos dudaron y pensaron que no acabarías. Yo estuve ahí presente para verte llegar, tú fuiste una persona importante en mi entrenamiento, jamás dudaste de mi, jamás tuviste miedo, me animaste y me ayudaste. En el momento exacto que crucé la meta mi pensamiento fue para ti, porque yo sé, que tú querías verme, abrazarme y llorar junto conmigo.
A ti Anabel, que soportaste 32 semanas mi ausencia en las mañanas, despertarte temprano para hidratarme, mis pláticas e ideas sobre este momento´tooodo el tiempo, a ti amor te doy las gracias por tu apoyo, tu amor y paciencia, porque solo no hubiera sido igual, solo tal vez ni siquiera hubiera considerado hacerlo.
Regina, mi niña hermosa, eres mi ilusión, mi vida y el mejor motor que tengo para jamás desistir, porque no tendría cara para decirte que la vida se trata de luchar todos los días y vencer, a pesar que el mundo te diga que vas a perder.
Mami. Mi eterna inspiración, tu amor incondicional hizo que fuera un niño feliz, domaste a un adolescente difícil y formaste a un hombre que no baja los brazos, irreverente que pelea hasta el último suspiro por lo que desea. Gracias mamita porque me hiciste la vida lo más bonita como te fue posible.
Papá. Mi mayor ejemplo de entereza, lucha y entrega a lo que hace, no tengo en mi mente verte derrotado o sin fortaleza para seguir adelante aún cuando las circunstancias han sido las más difíciles. Gracias por tu vivo ejemplo, gracias por tus palabras antes de salir, gracias por todo el amor que me has dado y por ser mi padre.
Nazul. Mi mejor amigo, sé lo que piensas, sé lo que opinas y sé lo que te preocupa, no cambiaría nada de lo que hice. Cuando éramos niños, yo era el que se peleaba y se agarraba a golpes, tú eras el que me enseñaba, el que me regañaba y me daba calma. Fuiste tú junto con Nicte quienes me pusieron en este camino, gracias carnal por enseñarme la puerta, por prepararme a cruzarla. Ahora es momento de caminar por mi cuenta con tu cariño.
Amigos a todos y cada uno de ustedes que estuvo presente en mi preparación, muchísimas gracias, porque ocupan un lugar enorme en mi corazón y en mi historia de 42km. No es mentira cuando les digo que ustedes estuvieron en todo momento en mis pensamientos. Gracias por ser mi equipo..
Hoy soy Maratonista y nada puede cambiarlo…
¡Nos vemos en el 2015!