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Thursday, May 04, 2006

Acompañantes de sangre tricolor...


Fiesta, ilusiones, sueños y esperanzas acompañan a los aficionados, conocidos como el jugador número 12, que cada vez que la selección mexicana salta a la cancha, se viste con los colores nacionales, entona cánticos y espera el momento mágico del gol para celebrarlo en un grito colectivo.

Aficiones unidas
Si de apoyar al tricolor se trata, pumistas, americanistas, necaxistas y seguidores de otros equipos olvidan sus diferencias y se identifican con el verde, blanco y rojo de la selección, para reunirse a ver los partidos en lo que se ha conviertido en todo un ritual.
En Mérida, los restaurantes, bares, hoteles y plazas comerciales transmiten los partidos del tricolor se vuelven en pequeños estadios llenos de aficionados.

Las características
Cada vez que gana la selección, niños vestidos con playeras de la selección, jóvenes con los rostros pintados, eufóricos y con banderas se dan cita en el monumento a la patria de la ciudad en lo que se ha vuelto una costumbre. Pero también como dicen: “en las buenas y en las malas”. Cuando el equipo nacional no sale con un marcador favorable, también se puede ver a un número menor de aficionados en señal de apoyo en el monumento.

Más que un partido
Caras pintadas, banderas ondenado, emoción, desesperación y lágrimas se pueden ver en los aficionados cuando juega la selección.
Y es que el fútbol en México así es: con Cuahtemoc Blanco o sin él, Lavolpe al frente del tricolor y algunos nacionalizados, cuando llegue el momento, los seguidores apoyarán al tricolor en cada uno de los juegos de la primera ronda, con la esperanza de que Alemania 2006 sea el mundial que todo jugador y aficionado haya soñado.
Miguel A. Zamná Aké Montiel

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